El Bull Terrier

Orígenes de la raza.

La historia del bull terrier empieza en las primeras décadas del siglo XIX. En la Inglaterra de entonces las peleas entre animales eran una diversión muy apreciada. A los perros se les hacía pelear contra osos, toros, ratas y tejones. Sólo para divertir a las personas de todas las clases sociales a la vez que daba beneficios por el dinero generado en las apuestas. Existían varios tipos de peleas: bull–baiting (peleas entre varios perros y un toro), el bear-baiting (entre varios perros y un oso) y el dog–fighting (peleas entre perros).

En estos enfrentamientos predominaba el uso del bulldog muy diferente del actual. La práctica del bull-baiting y el bear-baiting fue abandonada en 1835 cuando el parlamento ingles prohibió las peleas entre animales. Pero el dog-fighting se mantuvo de forma clandestina y se hizo muy popular. Para estos enfrentamientos se necesitaba un perro más ágil que el ya utilizado contra los toros y osos pero con la misma resistencia al dolor. Para la lucha con otros perros se empezó a cruzar a los bulldog con otros terrier, en particular con el old black and terrier (antiguo Manchester Terrier), apreciado por su velocidad y ferocidad con presas pequeñas.

El resultado fueron perros fuertes y resistentes como el bulldog pero a la vez rápidos y desenvueltos como los terrier. Así nació el bull and terrier que hasta 1860 fue el rey de los perros de pelea. Criado con el único objetivo de pelear, el bull and terrier tenía la cabeza corta y ancha, un cuerpo membrudo y patas arqueadas. El manto era de varios colores (negro y fuego, atigrado, rojo, blanco) y la distribución del color era imprevisible.

Con el tiempo las características de terrier en el bull and terrier se fueron acentuando pero el gran cambio se produjo en 1862 cuando un criador de Birmingham llamado James Hinks presentó en la exposición de Londres a ‘Puss’, una hembra totalmente blanca obtenida del cruce de un bull and terrier con el ya extinto white english terrier. Hinks cruzó bull and terrier con white english terrier y dálmata (este último para darle elegancia).

Después de unos años de selección en la que al parecer también intervinieron el greyhound, el foxhound, el spanish pointer y de apareamientos en estrecha consanguinidad, Hinks creó un perro más pequeño y elegante que su antepasado al que llamó bull terrier. Respecto a su antecesor el bull terrier tenía la cabeza más larga y de contorno más limpio, sin labio abundante ni papada, un cuerpo robusto pero más esbelto y agraciado, con extremidades rectas y completamente blanco. En cambio el temperamento seguía siendo el mismo del antiguo bull and terrier.

La cría del bull and terrier continuó durante cierto tiempo, por lo que el bull terrier moderno convivió con el antiguo hasta que en 1935 este se convirtió en una raza aparte: el staffordshire bull terrier. La afición por las peleas fue disminuyendo, al tiempo que aumentaba el interés por las exposiciones y en 1887 se fundó el primer Bull Terrier Club. En 1985 la raza sufre un duro golpe al prohibirse la amputación de las orejas a los perros. Con las orejas caídas el bull terrier parecía distinto y muchos criadores y expositores abandonaron la raza.

Con el tiempo y bajo un escrupuloso proceso de selección, la oreja erguida paso a ser normal y la raza recuperó la popularidad. A partir de este momento los criadores se centraron en el perfil para suprimir el stop de tipo primitivo. En 1918 Lord gladiator es el progenitor de los bull terrier modernos, este perro, criado por Mr. Truck fué el primer ejemplo de cabeza sin stop o down face (ejes craneofaciales divergentes).

Orígenes de la variedad del color. 

El bull terrier de Hinks era totalmente blanco. La variedad de color nació más tarde, cruzando el bull terrier blanco con el staffordshire (antiguo bull and terrier). La introducción del color no se hizo sin oposiciones. Los criadores de la variedad blanca no querían que el trabajo concienzudo de Hinks para conseguir un perro totalmente blanco fuera arruinado. No obstante a pesar de los prejuicios y oposiciones el bull terrier de color captó el interés muchos aunque el desarrollo de la variedad fuera lento.

De cada camada se seleccionaba el más típico, que se apareaba con otro perro de calidad y así sucesivamente. Sin embargo para conseguir el color los criadores tenían que recurrir continuamente al staffordshire sacrificando muchas de las características conseguidas. Años después se hizo innecesaria la sangre de staffordshire porque el tipo se había fijado, aunque diferente y muy inferior al del bull terrier blanco.

A principios del siglo XX tres criadores Harry Tunmer, Arthur Lyon y Mr Ellis dieron un gran impulso al desarrollo de los bull terrier de color para mejorar la calidad y la variedad (cabezas mejores, de mas osamenta y en conjunto de una masa superior). Londres 1919 se produjo la primera victoria de un ejemplar de color llamdo Bing Boy. En cambio, el primer título de campeón de color fue logrado en el año 1931 por Lady Winifred, una hembra atigrada criada por Mr. Dockerill. El primer macho campeón fue Brocko Brock en 1935.

Con el fin de proteger la variedad blanca de la de color el kennel Club instauró en 1937 un registro donde solo podían ser inscritos los bull terrier blancos descendientes de padres blancos pure white (ejemplar blanco nacido de padre blanco). En los años 50 las limitaciones impuestas a los perros coloured breed white (bull terrier blanco nacido de progenitores de color) que afectaban a su participación en las exposiciones fueron abolidas porque se reconoció oficialmente su valor para la raza. En el año 1938 Mrs. Montague Johnstone presentó a Romany Riverstone, un ejemplar de color rojo y blanco que disfrutó de un gran prestigio por poseer una morfología perfectamente comparable con la variedad blanca.

El Estandar.

El bull terrier es un perro sólido, musculoso, equilibrado y activo, con una expresión penetrante, determinada, inteligente, lleno de fuego y coraje pero con un temperamento calmado proclive a la disciplina. El bull terrier también es un perro con gran carisma, se trata de un animal compacto, con sustancia, pero equilibrado y ágil, capaz de expresar en conjunto coraje, energía, vitalidad y fiabilidad. Esta raza debería representar la máxima potencia en el mínimo espacio.

La Cabeza.

Es larga, fuerte, y profunda hasta la punta del hocico, pero sin ser tosca. Vista de frente es ovalada y perfectamente llena, con la superficie totalmente carente de huecos o hendiduras. La parte superior del cráneo entre las dos orejas es plana. El perfil se curva suavemente desde el vértice del cráneo hasta la trufa, que es negra y con el extremo inclinado. Las fosas nasales están bien desarrolladas y el maxilar inferior es fuerte.

La cabeza debe estar proporcionada con el cuerpo del perro y tiene forma de huevo. Se prefieren las cabezas largas con curvatura progresiva, a las que presentan una curvatura muy pronunciada pero son demasiado cortas. El perfil es limpio y sin interrupciones, con una inclinación final (roman finish). El hocico debe ser ancho, fuerte y profundo, con un desarrollo notable de los maxilares y el perfil lateral inferior determinado por la mandíbula y no por el labio (que debe ser enjuto), bien distendido y poco desarrollado en altura, con la comisura labial invisible.

Por otro lado, el notable desarrollo del maxilar superior y del hueso cigomático hace que esta raza carezca de hendidura suborbital. El cráneo plano, el surco mediano poco marcado, la ausencia de arcos supraciliares y de la depresión de la nariz (stop), junto con la inclinación final, definen el cásico perfil superior convexo de la cabeza, que debe dar una impresión global de tersura casi como si hubiera sido hinchada con una bomba.

Los Ojos.

Los ojos deben parecer juntos, dispuestos oblicuamente, triangulares, hundidos en las orbitas, negros o de color marrón muy oscuro casi negro y de expresión penetrante. La distancia entre la punta de la trufa y los ojos es sensiblemente superior a la distancia entre los ojos y el vértice del cráneo. Los ojos azules no son deseables.

La posición y la forma de los ojos son muy importantes porque en caso de no ser correctos podrían echar a perder la expresión del animal. El ojo tiene que ser oblicuo, triangular y ha de estar situado relativamente alto en la cabeza, además su abertura es pequeña y el ojo queda hundido. Deben mostrarse como dos fisuras estrechas a través de las cuales se filtra una expresión astuta y penetrante.

Las Orejas.

Deberían ser pequeñas fuertes y finas, próximas entre sí. Cuando están alzadas, su porte debe ser perfectamente erguido. Deben estar situadas en la parte alta de la cabeza, con muy poca separación. En posición erguida no deben apuntar lateralmente ni hacia delante. En las orejas del bull terrier existe cierto dimorfismo ya que en la historia de la raza la selección de este aspecto no empezó hasta épocas recientes.

La Boca.

Los dientes deben estar sanos y limpios, fuertes perfectamente implantados y de buen tamaño. La mordida debe ser en tijera. Los labios deben ser finos y adherentes. El estándar no especifica el número de dientes. El problema se manifiesta cuando el perfil es excesivo, el maxilar superior es muy curvado y el maxilar inferior es ancho y largo pudiendo dar lugar a un cierre con prognatismo. La falta de premolares inferiores es la consecuencia de un acortamiento progresivo del maxilar inferior para adaptarse a la curvatura del superior. Para que el maxilar inferior sea fuerte, sin perder el cierre en tijera se deben seleccionar cabezas largas con curvatura progresiva.

El Cuello.

Debe ser muy musculoso, largo, arqueado y bien definido, se estrecha de los hombros a la cabeza. No debe presentar exceso de piel. En hombros bien angulados un cuello largo, arqueado define una línea superior (top line) correcta, característica del equilibrio del bull terrier. El cuello ha de tener una longitud importante, es más largo que la cabeza y debe ser fuerte .la fuerza y su buena musculatura no debe darle un aire pesado durante el movimiento.

Tren Anterior.

Los hombros son fuertes y musculosos, pero sin llegar a ser pesados. Las escápulas deben ser amplias, planas y pegadas al tórax; tienen que estar bien inclinadas desde la cruz hasta la punta del esternón formando con el húmero un ángulo prácticamente recto. Las extremidades anteriores tienen una osamenta redonda y fuerte, el perro debe sostenerse firmemente con las patas largas y completamente paralelas. Los codos han de estar bien pegados y las cuartillas fuertes y rectas. En los ejemplares adultos las extremidades anteriores será similar a la anchura del pecho. Las extremidades anteriores han de ser completamente rectas y los dedos centrales del pie deben orientarse en todo momento hacia delante.

El Cuerpo.

Tiene que ser bien redondeado, costillas bien arqueadas, y una profundidad importante de la cruz al pecho. De modo que esté último este más cerca del suelo que la línea del vientre. El lomo debe ser corto, sólido con una línea recta desde la cruz, ligeramente curvada a la altura de los riñones. La línea inferior del esternón al vientre es ascendente. El pecho visto desde delante debe ser ancho. La impresión del cuerpo del bull terrier es que presenta una espalda corta fuerte y compacta. Visto lateralmente el pecho tiene que estar más cerca del suelo que el abdomen.

Tren Posterior.

Las extremidades posteriores, vistas por detrás deben ser paralelas, el muslo debe ser muy musculoso y la pierna bien angulada. El hueso entre el corvejón y el pie es corto y fuerte. La cadera debe estar bien desarrollada, de modo que sea posible la inserción de las poderosas masas musculares de los muslos y para proporcionar la base ideal de la grupa. Es mejor cuanto más larga, ancha y ligeramente arqueada.

Los Pies. 

Son de pequeño tamaño y se presentan recogidos, con los dedos arqueados.

La Cola.

Es corta bastante baja, un poco gruesa en la base, de porte horizontal y se va estrechando poco a poco hasta el extremo.

El Manto.

El pelo es corto plano, uniforme, duro al tacto y con un poco de brillo. La piel es totalmente tersa. En invierno el perro puede presentar un sub pelo fino.

El Color.

En los bull terrier blancos el manto es puro. La pigmentación y las manchas de la cabeza no son penalizables. En la variedad de color, el del manto es el que predomina. Se prefiere atigrado. El negro atigrado, el rojo, el leonado y el tricolor también están admitidos. El azul y el rojo amarronado (liver) no son deseables. Los ejemplares de un solo color se denominan de tinta sólida. Si se aparean, engendrarán sólo ejemplares de color, aunque la pareja sea de la variedad blanca. Un bull terrier de color debe tener una cantidad de pelo de color mayor que la de pelo blanco visible.

La Talla.

El bull terrier debe dar la impresión de máxima sustancia, teniendo en cuenta el tamaño y el sexo. Debe conservar una constitución robusta. Por lo tanto independiente de la talla tiene que mostrar una musculatura vigorosa , una osamenta fuerte y un aspecto compacto. Existen dos variedades de bull terrier el bull terrier standard es aquel en el que la altura de la cruz supera los 35,5 cm. Suelen medir 53 y 56 cm. Y el bull terrier miniatura es aquel en el cual la altura a la cruz no supera los 35,5 cm. No existen límites de peso.

El Movimiento.

El perro en movimiento da la sensación de ser muy compacto y de cubrir el terreno con paso suelto y fácil, con esa viveza que le es tan característica. Al trote las extremidades anteriores y posteriores se desplazan en paralelo tanto vistas de frente como por detrás. En las exposiciones del Bull Terrier Club inglés se premia además del mejor perro en términos absolutos, también al que ha mostrado un andar más preciso y con más clase.

Tres tipos de Bull Terrier.

Esto prueba el origen tan diverso de la raza.

  • Tipo Bull.
  • TipoTerrier.
  • Tipo Bull Terrier.

Los tres tipos derivan claramente de las razas que fueron utilizadas para crear el bull terrier. Todas ellas necesarias para garantizar el progreso de la raza. Un criador que no utilice el tipo bull descubrirá que su línea empieza a perder sustancia. Si prescinde del tipo terrier, observará que sus perros pierden vivacidad e ímpetu. Si no usa tipo bull terrier que reúna características de todas las razas advertirá que su línea empieza a perder equilibrio. La virtud principal de un criador es la capacidad de apreciar un buen perro de cada uno de estos tipos. (Oppenheimer, gran experto en la materia y durante muchos años presidente del Bull Terrier Club).

Temperamento y Educación.

Indudablemente el bull terrier actual no posee las características de agresividad, temple y resistencia de sus antepasados. Un esmerado proceso de selección ha conseguido tanto en el plano morfológico como en el psicológico, un perro de compañía apto para la vida doméstica. Esto no significa que el bull terrier no tenga una notable valentía, un fuerte instinto predatorio y un temperamento dominante. El bull puede ser adiestrado para pruebas de trabajo aunque algunos aspectos no deben desarrollarse demasiado por ejemplo el ejercicio de presa debe desarrollarse con mucho cuidado para conseguir desarrollar un comportamiento equilibrado.

Los bull terrier no son perros de guarda, ni de trabajo, ni es tampoco más agresivo de lo que lo puedan ser los demás perros, si bien que su comportamiento obedece en gran parte a la educación recibida, por lo tanto es importante sociabilizarlo desde cachorro. Descubriremos así que el bull terrier es un compañero alegre para todos los que viven a su lado, aunque a veces resulte algo revoltoso. Es obstinado pero divertido, sociable, inteligente, lleno de coraje, juguetón, leal. Pero al igual que los demás terriers, es un perro independiente, con una personalidad acusada, no le gusta pasar inadvertido y monta enredos en todas partes.

Su presencia se tiene que notar y si esto no ocurre reclamará la atención con saltos y pequeños mordiscos, también les gusta la comodidad y tienen predilección por las butacas y sofás de su amo.

En familia.

Son perros muy vinculados con la familia, continuamente buscan contacto físico con su dueño. Se dice que si un bull puede estar tumbado encima de ti estará mejor que a tu lado. Pero no es algo que debamos consentir. Con los extraños son distantes, aunque sin demostrar nunca miedo o una agresividad inútil. Les gusta participar en la vida en familia a la que se adaptan perfectamente.

La Educación.

Al ser perros tan vivaces requieren una vigilancia constante para contener su euforia. Son fácilmente excitables por lo que se debe actuar de forma serena y calmada. La obstinación que representan a veces no significan que no sean inteligentes, sino que simplemente intentan hacer lo que ellos quieren. Para educar bien a un bull terrier se necesita firmeza, porque es un perro que descubre rápidamente la debilidad del amo para aprovecharse de ella. Criar un bull terrier es como criar un niño testarudo. De modo que hay que imponerse al perro con astucia ya que si no lo hacemos el se hará el jefe.

Las relaciones con otros perros.

Muchos bull terrier juegan en compañía de otros perros, con algunas excepciones. Para los machos no es nada fácil porque como uno tiene que dominar necesariamente sobre el otro el conflicto resulta inevitable. En cambio una hembra y un macho pueden vivir sin problemas. Normalmente dos hembras también pueden compartir una misma casa. Aunque habrá que evitar los celos para evitar los conflictos.

La Cría.

Dos cuestiones fundamentales:

1.- Los criadores normalmente crían (sin éxito) contra aquello que no les gusta, en lugar de hacerlo por una gran cabeza o una expresión que si desean.
2.- Muchos criadores no reconocen un buen perro cuando se encuentran delante de él. De hecho son capaces de reconocer defectos comunes que se dan en cualquier raza, pero no saben ver las virtudes del tipo. Si se desea tener éxito en la cría es necesario aprender a valorar tales virtudes.

Bases del éxito de la cría.

1.- Selección.
2.- Perseverancia.
3.- Conocimiento del tipo (capacidad de reconocer un buen perro).
4.- Conocimiento de la construcción de una línea (genealogía).

Las manchas en el cuerpo y en la cabeza.

Las manchas en la cabeza son recesivas, es decir, todos los padres y los descendientes pueden ser completamente blancos a lo largo de muchas generaciones. Pero de repente, aparecen manchas en la cabeza. Lo mismo pasa con las manchas en el tronco. Dónde y por que pueden aparecer dichas manchas nadie lo sabe.

EL Pedigrí.

Las informaciones referidas a la genealogía están contenidas en el pedigrí, que al mismo tiempo es el certificado de nacimiento y de la genealogía del perro.
En el figuran los nombres de los padres, abuelos, bisabuelos, etc. , y si se conocen los ejemplares, permite intuir las cualidades y los defectos heredados de las líneas paterna y materna a través de las generaciones. En el certificado de inscripción en el LOE figurarán todos los datos del perro y con el documento se le asignará un número que será el del carné de identidad del perro mientras viva y será necesario tanto para participar en exposiciones caninas como para inscribir la futura descendencia del ejemplar en el LOE.

Inbreeding, Outbreeding.

La cría a partir de líneas externas y sin ninguna relación de parentesco (outbreeding) entre los dos animales dará productos poco homogéneos, ya que algunos descendientes tendrán características muy ajustadas al estándar y otros no. La monta en consanguinidad (inbreeding) generalmente dará ejemplares muy próximos al estándar (siempre que los progenitores también lo sean); sin embargo, puede ocurrir que, junto a los caracteres positivos, también se fije algún carácter negativo que se convierta en un elemento persistente y difícil de eliminar dentro de la línea de sangre que se ha creado con esta técnica.

El carácter por encima de todo.

El seleccionador debe lograr animales bellos, pero sobre todo sanos y con buen carácter, pues este hace que el bull terrier sea encantador. No hay nada peor para un aficionado a los bull terrier que ver a un perro grande y fuerte que tiene miedo incluso de las sombras o, por el contrario otro que sea demasiado agresivo.

La selección de la hembra y el semental.

Tanto si hablamos del macho como de la hembra hemos de empezar con el mejor que nos permitan nuestras posibilidades, el mejor que podamos encontrar. Lo ideal es iniciar una estirpe con una hembra de formas armoniosas. Una perra bien construida, sin necesidad de que tenga un perfil muy marcado, será apta para la mayor parte de los machos. Mientras que una hembra de cabeza excelente pero con defectos de construcción solo podrá cruzarse con machos con una construcción física casi perfecta. La armonía es, sin duda la característica preferible para una perra destinada a la reproducción porque aunque la cabeza sea atractiva a primera vista es más fácil corregir esta que corregir una conformación. El semental se tiene que elegir teniendo en cuenta el programa de cría después de haber valorado bien el aspecto físico y el pedigrí del animal.

La monta y gestación.

No conviene aparear a la hembra antes del segundo período de celo. Es probable que la hembra acepte al macho a partir del decimotercer día contando a partir del momento en que se aprecian las primeras pérdidas vaginales o en los cuatro o cinco días siguientes. Por lo general la hembra se desplaza al domicilio del macho ya que este se encuentra más seguro en su territorio. La monta puede tener alguna dificultad si los animales son jóvenes y es su primera vez. Es preferible que sean asistidos por una persona experta y que durante la monta estén presentes las personas estrictamente necesarias. Si es posible se repetirá el apareamiento al cabo de 48 horas.

A lo largo de la primera mitad de la gestación la hembra buscará caricias y atenciones mientras que será muy celosa con otros perros especialmente las hembras, en esta etapa no se advierten cambios físicos. Para que un óvulo fecundado llegue a ser un un cachorro transcurren 60 días aproximadamente ya que no sabemos exactamente el día exacto de la fecundación. A partir de los veintidós o veinticinco días puede efectuarse un diagnóstico precoz de gestación a través de una ecografía.

El Parto.

La caja para el parto debe estar en una parte tranquila de la casa pero no aislada. Suele ser de madera y en ella deben caber con una cierta holgura la madre y los cachorros durante todo el período de lactancia.

Primera fase del parto: La dilatación (entre 12 y 24 horas).

A partir de los cincuenta y tres días de gestación, el dueño o criador comprobará tres veces al día la temperatura rectal de la perra porque el parto va precedido de un descenso de al menos un grado. Recordemos que la temperatura normal del perro va desde los 37,5 a los 38,5ºC. En esta fase el cuello del útero se dilata para permitir el inicio del parto. La temperatura rectal se aproxima a los 37ºC. El útero empieza a tener las primeras contracciones, podrá apreciarse una mucosidad blanca en la vulva. Se trata del tapón cervical que se deshace. Cualquier otra pérdida vaginal es motivo de alarma y requiere un examen por parte del veterinario. El final de la fase dilatante coincide con la rotura de aguas del primer feto, marca el inicio de la fase expulsiva.

Segunda fase: Fase expulsiva.

Unos treinta minutos después de que rompa aguas, empiezan los empujes expulsivos que se ven como contracciones de la pared abdominal. Al cabo de unos cuantos empujes nace el primer cachorro envuelto en el saco amniótico.

No olvidemos que la raza es poco autónoma en lo que al parto se refiere por lo que el criador deba encargarse de romper el saco amniótico y de liberar al recién nacido. También deberemos cortar el cordón umbilical de este modo: con hilo de coser se hace un nudo a dos centímetros de la barriga del pequeño; con tijeras esterilizadas de corta el cordón por fuera del nudo; seguidamente se seca el cachorro con una toalla.

Los nacimientos suelen ser cada cuarenta y cinco minutos, también pueden nacer dos cachorros en un intervalo de veinte minutos y luego se produce un lapso de espera de una hora. La duración media de la fase expulsiva es igual en horas al número de cachorros mas dos. En el parto se puede ofrecer a la hembra agua azucarada o un poco de leche. Controlaremos que todas las placentas hayan sido expulsadas. Después del parto la hembra tendrá perdidas vaginales varios días. En caso de que estas pérdidas fueran de color marrón verdoso o emanaran mal olor habría que avisar al veterinario.

Después de parto.

Una buena norma es comprobar que las mamas estén blandas y no hay indicios de mastitis, una patología grave para la madre y para los cachorros. La lactancia dura unos cuarenta días aunque a partir del vigésimo empieza el destete de la camada.

Particularidades Fisiológicas.

Los bull terrier tienen pocos problemas de salud. Normalmente viven hasta 12 años e incluso más. Con los ejemplares ancianos hay que prestar atención a la dieta, que no debe ser rica en proteínas ya que sobrecargaría los riñones. El cachorro de bull terrier tiene un desarrollo lento del aparato locomotor por lo que no hay que proporcionarle un exceso de actividad física antes de los 15 meses ya que puede entrañar un serio peligro para sus tendones y ligamentos. El perro joven deberá mantenerse en forma para que pueda desarrollar plenamente su físico atlético; el bull terrier es el prototipo de perro deportista.

La edad adecuada para la monta.

No es conveniente hacer montar a la hembra antes del tercer celo, ya que antes de los 18 o los 20 meses el animal todavía es inmaduro y podría tener dificultades en el parto. Además e esta edad la hembra habrá alcanzado la talla definitiva y no interrumpiremos su crecimiento.

Cesárea.

Se ha observado un porcentaje de cesáreas superior a la media. El número de cachorros oscila entre uno y once aunque la media es de cinco a siete. Al nacer los pequeños pesan entre 250 y 450 gr. el peso medio está entre 310 y 370 gr.

Intervenciones quirúrgicas en los cachorros.

El bull terrier nacido no necesita intervenciones quirúrgicas, pero sobre todo en Gran Bretaña, los criadores suelen amputarles los espolones anteriores (normalmente los posteriores no existen).
Las orejas se yerguen de forma natural a las 12 semanas, a veces más tarde; en algunos casos puede darse la oreja blanda aunque muy raramente.

Problemas.
  • El prognatismo y la mandíbula desviada son motivos de exclusión en las exposiciones. Esto no supone un problema grave para el perro pero conviene distinguir entre ejemplares de exposición y ejemplares que no lo serán por lo que se les debería apartar del programa de reproducción.
  • La hernia umbilical figura entre los problemas recurrentes en la raza, será el veterinario quien decida si es necesaria una intervención quirúrgica que en cualquier caso es simple y rápida.
  • Criptorquidia: La criptorquidia mono o bilateral es un defecto hereditario y excluye de la posibilidad de participar en exposiciones y ser destinado a la reproducción.
Elección del cachorro.

La mejor forma de aproximarse a la raza es visitar una exposición canina, a ser posible de rango internacional. Ya dentro nos dirigiremos al ring de los bull terrier y podremos ver a los diferentes ejemplares hablar con los propietarios y tratar con un criador para encargarle un cachorro.

Como se elige el criadero.

Cuando se entra en el criadero hay que valorar el orden y la limpieza, las condiciones en las que viven los perros y la forma en la que se acercan al visitante. Se descartarán las perreras sucias, con jaulas pequeñas y poca luz. El lugar donde se encuentran los cachorros debe estar limpio y con buena luz.

Elección del cachorro.

Intentaremos ver toda la camada para valorar a cada uno de los cachorros. No dudaremos en pedir que nos dejen ver a los padres que deberán ser típicos de buena salud y con buen carácter.

Signos de buena salud.

Los cachorros de bull terrier son muy alegres, se mueven con soltura aunque son un poco patosos, tienen el cuerpo rellenito pero no gordo, los ojos brillantes, los párpados perfectos sin secreción nasal y ocular, y el pelo brillante y limpio. Un cachorro afligido, que permanece en un rincón probablemente está enfermo.

Antes de llevar el cachorro a casa.

En primer lugar conoceremos el tipo de dieta que necesita el cachorro y la seguiremos escrupulosamente sobre todo los primeros días. En ningún caso debe cambiarse bruscamente el tipo de alimentación. El criador tendrá que comunicarnos la feche de desparasitación, de vacunación y de cualquier tratamiento del que haya sido objeto el cachorro. El libro sanitario deberá estar al día. En la primera visita al veterinario le hará una revisión general y análisis de las heces. El mejor momento para llevar a casa el cachorro es al finalizar la séptima semana.

En ningún caso llevaremos a casa un perro que no nos guste, ya que el animal no habrá tenido la posibilidad de elegir y nos querrá de forma absoluta y sin reproches a lo largo de toda su vida. Esta es la única garantía que ofrece el cachorro, lo cual implica por nuestra parte un compromiso moral ineludible, ya que el cariño ha de ser recíproco; sea bonito o feo, alto o bajo, simpático o desafortunado, el perro que elijamos será pese a todo nuestro compañero.

Bibliografía.

El Bull terrier, Maurizio Marchetti. Ed. De Vecchi.

http://www.bullterrierphotovideos.com
http://www.razabullterrier.com
http://www.lordtheperfectbull.com

Información obtenida de diversas páginas de Internet relacionadas, con el objetivo principal dar información.

Ángel Rojas
Educador canino